lunes, 21 de marzo de 2011

EL ORIGEN


La cuestión sobre el origen del lenguaje ha ejercido en todos los tiempos una fascinación extraña en la mente humana. A los primeros chispazos de su intelecto el hombre comenzó a asombrarse de este problema (¿Por qué pareciera un problema? o ¿es que acaso esto no debería plantearse como algo complejo de arbordar, problematizarlo para resolver algo que, en definitiva, no tendría en principio misterio alguno?). Diversos relatos míticos nos instruyen acerca de cómo aprendió a hablar a Dios mismo o con la ayuda de un pedagogo divino. Si aceptamos las primeras premisas del pensamiento mítico, es fácil comprender este interés por el origen del lenguaje. El mito no conoce otro modo de explicación que el de remontarse al pasado remoto y derivar el estado natural del mundo físico y humano de la etapa primigenia de las cosas. Resulta algo paradójico y sorprendente encontrar que la misma tendencia prevalece en el pensamiento filosófico: durante varios siglos la cuestión sistemática fue eclipasada por la genética. La confusión de ambas clases es despistadora y peligrosa.