miércoles, 14 de enero de 2009

EL PASADO DE HANNAH


Ya no podemos permitirnos recoger del pasado lo que era bueno y denominarlo sencillamente nuestra herencia, despreciar lo malo y considerarlo simplemente como un peso muerto que el tiempo por sí mismo enterrará en el olvido. La corriente subterránea de la Historia occidental ha llegado finalmente a la superficie y ha usurpado la dignidad de nuestra tradición. Esta es la realidad en la que vivimos. Y por ello son vanos todos los esfuerzos por escapar al horror del presente penetrando en la nostalgia de un pasado todavía intacto o en el olvido de un futuro mejor.
Hannah Arendt en Los Orígenes del Totalitarismo, (1950).

Masa desplazada/reemplazada. Michael Heizer, 1969. Silver Spring, n.y.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"No hombre/historia, sino hombre/ eternidad: ésa es la relación aceptable en un mundo en el que no merece la pena ni siquiera respirar. Nadie niega la historia por simple capricho; quien lo hace es a causa de inmensas trajedias, cuya existencia poca gente sospecha. Se imaginara que hemos pensado en la historia de manera abstracta antes de negarla mediante el razonamiento, cuando nuestra negación es, en realidad, el resultado de un profundo abatimiento. Cuando niego el pasado de la humanidad en su totalidad, me invade una amargura mortal, más dolorosa de lo que podría imaginarse. Estos pensamientos ¿actualizan e intensifican una tristeza latente?"

sereneltexto dijo...

Anónimo: la tristeza es un atributo de lo animal, por donde lo miro. Por otro lado: ¿quién puede con esa "tormenta" que llaman historia? El pesimismo histórico tuvo su tiempo. ¿Qué logró?: estar a un lado del holocausto, si las pruebas son veraces. Aunque... veracidad, historia y mundo merezcan todo el repudio que uno de la especie fuera capaz de dar.
¿Tragedia? Basta con la propia, con la del simple hecho de existir en este mundo, ahí si coincido categóricamente, aunque nunca sabremos del todo.
¿La "humanidad en su totalidad"? Primero me gustaría saber qué entedemos por "humanidad". ¿Merece la pena este mundo? Pregunto - desviando el objetivo del suicida, claro está - esperando no una respuesta, sino una elaboración que reuna eso "abstracto" con el "abatimiento". "hombre/eternidad", otro invento de esos que pretenden la trascendencia ¿para qué? ¿para eludir con la aturdidora fe aquello que la razón impugna como imperativo moral: ser para el "otro"?
Un saludo anónimo.